domingo, 2 de marzo de 2014

5. EXPLOTACIÓN FORESTAL.

Un factor que está contribuyendo favorablemente a la conservación y ordenación forestal sostenible de la Amazonía, es el mercado consumidor, principalmente el externo, que cada vez exige más que la madera provenga de bosques ordenados de forma eficiente. Esta exigencia ha propiciado la constitución del Consejo de Manejo Forestal (Forest Stewardship Council, FSC); en Brasil, el Consejo Brasileño de Ordenación Forestal (FSC-BR) integrado por sectores económicos (empresarial, social y ambiental) y la Secretaría del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF-Brasil). Actualmente este consejo está preparando las bases para la certificación de los bosques de tierra firme en la Amazonía.

Hasta el momento, sólo la empresa, “Mil Madeireira Amazonas”, exporta y vende madera de 40 especies oriundas de Brasil bajo requisitos de certificación conformes con los principios, criterios e indicadores del FSC, pero otras empresas están siguiendo el mismo camino.

En el área de la política pública, el gobierno federal y los estatales reconocen la necesidad de compatibilizar la política forestal y la ambiental con la política de desarrollo y reconocen también la insuficiencia del actual sistema de supervisión y fiscalización. En este aspecto, existen proyectos gubernamentales, con el apoyo de recursos externos, que desarrollan estudios en los campos de la agricultura, la regularización de la tenencia de la tierra, los mercados e instrumentos económicos fiscales y tributarios, con la finalidad de favorecer la ordenación forestal y disminuir el desmonte de los bosques primarios para uso alternativo en la Amazonía.

El IBAMA y la Secretaría de Ciencia y Tecnología del Medio Ambiente del Estado de Pará, SECTAM, están desarrollando un nuevo modelo de seguimiento, control y fiscalización de la explotación maderera.


Finalmente, en el campo de las relaciones externas, el desafío de fomentar la ordenación sostenible de los bosques tropicales forma parte de la agenda de los gobiernos y organismos internacionales. Para el Brasil, ese desafío está expresado en diversos instrumentos internacionales, como el Tratado de Tarapoto (TCA, 1995) y la Agenda 21. Existen oportunidades crecientes para la cooperación internacional en favor de la promoción de la ordenación de los bosques tropicales. El Banco Mundial, por ejemplo, está revisando su política en aquellos aspectos que limitan la ordenación forestal.

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